El trabajo

Marcelo Corrales

Era la angustia del que puede pero no lo dejan , del que no sabe que hacer con su tiempo, pues no es el tiempo del ocio que el trabajador desea luego de una extenuante y hasta atroz jornada de trabajo, Es el tiempo del que ha perdido su trabajo.

Ella iba y venía en su departamento, se bañaba dos y tres veces por día, compraba el diario por la mañana y lo repasaba una docena de veces durante el día, buscando el favor divino. Se vestía y se desvestía tan rápido como había encontrado el aviso que consideraba era para ella y Cuando regresaba a su casa destruida por ese “ la vamos a llamar “. Ya no había tiempo de amigas, peluquería, ni coquetería, es mas hacia tiempo que no visitaba a sus padres, a quienes nada les había dicho de su situación. Ellos creían que estaba ocupada con su trabajo y sospechaban que algún hombre andaba dando vuelta. Eso le dio a entender su madre por teléfono cuando la llamó.

- Vamos viejo , no nos caigamos , seré un galgo de mierda, pero algo va a salir, total , ser rengo, ser boludo, o algo así es lo mismo. Pero si me caigo, se va todo a la mierda, lo que tengo que hacer es salir a la mañana y ver los árboles, mearle el rosal a alguna vieja y darle para adelante , total por lo menos tengo el techo del cementerio y eso ya es bastante para mi. Un poco de morfi que consigue y todo estará mejor.

Una mañana se levantó temprano, se vistió con la ropa que antes utilizaba los sábados para ir a bailar y que ahora le servía para buscar bajo tierra la frase que lo haría volver a vivir “Preséntese mañana a trabajar “.
Recorrió la ciudad de punta a punta, se presentó a varios trabajos, en algún momento hasta con desesperación, sonrió, agradeció, se hizo el simpático pero no tanto, estrecho diestras, recibió golpecitos en la espalda, sufrió con los zapatos nuevos y la camisa abrochada, pero no consiguió nada. Recién a las cuatro de la tarde decidió suspender la búsqueda y como estaba en el centro se fue al boliche de siempre.

Cuando llegó recibió saludos de todo el mundo.
- ¿ Se puede saber donde carajo te metiste ?
- ¿Qué te pasó fuiste en cana?
- No me digás nada ¿te casaste?
- Nada boludos, me echaron del trabajo y por eso hace tiempo que no venía por acá. Vine por que hoy fui a ver un trabajo por acá cerca, ustedes saben que vivo en la otra punta.
- Sin laburo, yo hace dos años que no tengo y no me hago problemas, soy la perfecta ama de casa y la reputa madre que lo pario - Dijo su amigo el gringo sin pudor.
- A mi me están por echar y que se le va hacer. Las cosas andan como el carajo. - Gritó uno que nadie conocía desde la otra mesa.
- Así les va a ir, quejándose como mariquitas, todas sentadas ... manga de putos, dejen de quejarse y hagan algo. - Gritó el mozo.
- ¿Y que mierda querés que haga? - contestó el gringo.
- Queseyo -
- Y si no sabés porque no te dejas de hinchar las pelotas, como si fuera fácil conseguir un laburo a nuestra edad. Que te crees que somos pendejas de veinte, que si no conseguís laburo te levantás un macho y ya está. - Siguió el gringo con un poco de bronca.
- Vos si que estás cagado, ni pagando te levantan, gringo feo. Y al gallego no le importa porque no debe haber otro patrón más boludo que el de este bar, sino quien carajo te tendría. - Saltó él como para apaciguar la cosa, viendo que todo el mundo estaba nervioso.
- No jodan muchachos, es cierto que estamos todos jodidos, pero no les parece que si por lo menos no nos cayéramos. - Dijo alguien como al pasar.
- Claro , si vos tuvieras que lavar, planchar , llevar los chicos a la escuela, esperar que tu mujer traiga el sueldo, bien que verías las cosas de otra manera. Bien que estarías jodido.

Si vos no pudieras con tu guita ni llevar los pibes al parque, ahí te quiero ver. Dejá de romper, vos saber lo que es sentirse un pelotudo, un inútil, y todo porque fui a la técnica y me recibí de tornero. ¿ A quién mierda le van a dar laburo siendo tornero ?.
- Yo no soy tornero y me pasa lo mismo, no hay laburo para nadie. - dijo él
- ¡Vos que te calentás , si no tenés familia! , sos vos solo, sino morfás , no pasa nada- Alguien le contestó

El se calló , agachó la cabeza e hizo como si tuviera razón, se quedó mirando la ventana, dejando ver como pasaba una mina espectacular que seguramente nunca sería para él, sino para el guacho del Alfa Romeo que pasaba.

Se hizo el desentendido, dejó que los minutos pasaran como y al rato tiró la moneda en la mesa y dijo.

- Bueno muchachos, me alegra haberlos visto, cualquier día de estos paso y seguimos charlando. Tengo que ir a ver un punto haber si hay algo.

- Che petiso, ¿ cómo andás ?, ¡ tanto tiempo !... viste como anda la gente .... yo te decía que todos los días a la mañana temprano salían un montón , se subían a los colectivos y se iban, recién volvían a la noche; pero este último tiempo estoy viendo un montón de tipos que no van a ningún lado, que a la mañana salen con la cabeza gacha y caminan y caminan, parece que no saben donde carajo van... Que pasará petiso... que raro que es todo esto ... los que se levantan a la mañana y salen temprano , están con cara de culo... vuelven a la noche hechos pelota... los otros , los que no salen, los que caminan andan para la mierda... che, ¡que cosa de locos!... esto me parece que se va a la mierda... en cualquier momento esto se pudre todo, no encontrás un tipo con cara feliz , estos tipos están todos locos.

- Lo que pasa flaco es que si no tenés laburo no sos nada en este mundo, salvo que tengas guita.

- Que es cómo yo que sin correr carreras no soy nada , me echaron a la calle...

- Mas o menos flaco , como yo que soy petiso y arrastro la panza, no soy nadie, tengo que morfar de los tachos y dormir por allí. Si ni para robar sirvo, en cuando me afano algo, todos salen corriendo y yo que soy petiso y arrastro la panza , me cagan a patadas. La vida es una mierda flaco, si no les servís para algo , cagaste , no sos nadie . Pero en cuanto te ven que servís , te sacan el jugo hasta que te hacen pelota. Viste , es eso de lo descartable, como los vasos que lamemos en los tachos, los usas y los tiras.

- Que lo reparió , petiso , que vida de mierda.

Salió derecho, como si nada hubiera pasado, caminó hasta doblar la esquina, y en cuánto nadie lo vio vomitó un líquido negro y verdusco. Era el café y los mates, lo único que había comido durante el día, no era que no tenía plata, sino ya nada le entraba en el estómago.

Se fue secando con el pañuelo el vómito y las lágrimas.

- Viste como son estos borrachos , ensuciando la calle, así andan , después dicen que no hay trabajo, habría que mandarlos al sur a picar piedras. - Dijo una señora indignada del
charco verdenegruzco que había quedado en la vereda.

Él la miró solo la miró y se siguió secando las lágrimas.