Hola, ¿ya llegó a su casa?... ¡No! ¿Todavía en el trabajo?... Bueno… pero por mas duro que sea o haya sido el día… es hora de sentarse en el sillón que mas le gusta… y descansar un poco…
Es hora escuchar buena música… y también de pensar un poco…
Pensar ayuda a relajarse… ¡y recordar también!…¡Déle!... sáquese los zapatos y cierre los ojos… Nosotros los ayudaremos con poesías, cuentos, aguafuerte, comentarios

lunes, 26 de octubre de 2009

Viejo Barrio, las mismas mañas

Marcelo Corrales

Iba yo paseando, vidrieras mirando… igual que Heleno en su canción sobre la chica de la boutique… iba yo recorriendo mi viejo barrio… aquel que me vio crecer… aquel que nos vio correteando con los carritos a rulemanes en la bajada de calle Laprida y en la de calle Buenos Aires.

Aquel barrio que nos vio jugando con los autitos de plástico con masilla en los cordones de la cortada Urquiza… aquel arrabal que nos vio jugando al futbol hasta el anochecer en el parque de la bandera.

Es que yo crecí en la punta del centro donde antiguamente se levantaban las empresas portuarias, los cabarets y los puticlub.

Durante el día era incesante el ir y venir de personas que trabajaban en aquel puerto que supimos conseguir... en donde unas veinte mil personas se ganaban dignamente el pan con el sudor de su frente… en muelles abigarrados de barcos que cargaban los frutos de este país…

Usted sabe que luego vinieron los militares… y mas tarde el gran Carlos… y privatizaron todo… y las multinacionales se establecieron en las afueras de Rosario, dejando al puerto de Rosario como un cementerio de hierros oxidados…

Si a ello le agregamos que los concesionarios de la terminal portuarias que eligieron los gobiernos provinciales y municipales… por que les recuerdo que la municipalidad también tiene un director en el ente rector del puerto de Rosario… y también algunos empresarios… fueron de mal en peor… mejor dicho de peor a desastroso… y han dejado lo que fue un orgullo de la ciudad y un refugio para todos aquellos que se querían ganar un mango laburando, en un desierto de recuerdos.

Pero volvamos al viejo barrio donde estaban las empresas portuarias y también los cabarets…

Allí estaban por Maipú desde Córdoba el Can-can, el Chantecler, el Luky, el Rilque dos… aquel que incendiarion y murió tanta gente…

En Maipú y Santa Fe estaba el Rilque uno… también estaba la Casuca en la esquina de San Lorenzo y Maipú… y en Urquiza estaba la Farola.

Es decir la zona estaba bien surtida de niñas que fumaban…

Ahora ya es otra cosa… ahora están los privados… ahora son páginas y páginas de los diarios donde se ofrece lo que usted le guste y como le guste… solo tiene que fijarse con atención y tendrá todo lo que el mercado le ofrece…

Pero volvamos al barrio… volvamos a esa mezcla de marineros, portuarios, prostitutas, conventillos y bellas casas a solo dos cuadras de la calle principal… todo con el telón fondo del viejo puerto que la municipalidad aun no a reformulado… y esperemos no lo haga entregándolo a las grandes constructoras para que construyan esos bodoques que solo le sirven a una pequeña porción de rosarinos.

De nuevo nos fuimos por las ramas… volvamos a aquellas manzanas, de adoquines y tranvías cuando aún no hablan grandes supermercados… y la comida y los artículos de limpieza se compraban en los negocios de barrio…

Allí estaba la panadería de Sargento Cabral y San Lorenzo, donde se conseguían las mejores tortitas negras del… mundo… y no exagero…. Enfrente estaba la verdulería… para la carnicería había que caminar hasta la feria que quedaba donde está la plaza de la cooperación…

El almacén del barrio era el don Pascual… en lo de don Pascual usted podía encontrar todos los alimentos y artículos de limpieza que usted quisiera… era un negocio bien surtido… estaba enfrente de la ferretería naval “Dársena”… eso si que era una ferretería naval… usted conseguía lo que quisiera…

Pero no nos vayamos del tema… en lo don Pascual, decíamos, se conseguía de todo… lo que usted quisiera… nacional e… importado también… y conseguir algo importado en aquellos años era difícil… por que se protegía la industria nacional en aquella épocas.
Don pascual tenía buen whisky… buenas sardinas… buen atún… y mejor bacalao… todo importado y a precio muy acomodado… a veces mas barato que los productos nacionales… vaya a saber de donde lo sacaba… pero la cercanía del puerto hacía obvia la respuesta…

El almacén tenía un poco por derecha y otro poquito por izquierda… era un contrabando hormiga… pequeño… casi inocente en relación a otros…

La historia de don Pascual se puede contar por que ya ha pasado el tiempo y todo lo que contamos acá prescribió hace muchos, pero muchos años.

Ahora bien y volvamos al inicio de este comentario… iba yo paseando, vidrieras mirando… cuando de pronto me encontré que en el local donde supo estar el almacén en cuestión… había un local de un partido político… de color amarillo… cuyo jefe tuvo algunos problemas con autos que trajo de Uruguay… no muy legalmente…
Siempre es bueno saber que las cosas cambian… se transforman… pero la esencia del barrio queda… y donde hubo un contrabandistas… hoy… ¿también hay?

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