El verano en Rosario

Marcelo Corrales

El verano ha llegado y nos hemos lanzado a cuanta playa, pileta o manguera esté a mano. Todo lugar es bueno para guarecernos del calor (menos el trabajo)y allí nos vamos con nuestras panzas y celulitis al aire a conquistar playas y clubes.

No todo el mundo es tan bizarro como nosotros los gordos, algunos lucen sus cuerpos trabajados en gimnasios y glúteos formados luego de horas y horas de ejercicios.

Pero salvo que uno tenga un fondo donde poner aunque más no sea una pelopincho, tiene que irse a la pileta o a la playa mas cercana a su domicilio o mas potable a su bolsillo, sino no se aguanta el calor o la calor como usted quiera.

Encima hoy en día con el río tan alto que la playa se achica y la cosa se complica. La “Cataluña” se llena de gente y no hay un lugar donde ponerse. Además siempre está el gil que toma un par de porrones de más y no se lo aguanta, entonces se pone malo. Todos sabemos como termina el asunto, por que los muchachos de la GUM y mucho menos los policías rosarinos saben donde están las concentraciones populares, puesto que cada vez que uno los necesita, no están.

Descartada la rambla, tenemos que empezar a pensar en pagar; está “La Florida” paga, pero a veces no hay plata para pagar la entrada y el estacionamiento para toda la familia, igual nos pasa en las piletas del parque Alem.

Quedan entonces los excelentes complejos municipales construidos en los barrios, que por poca plata se puede pasar un lindo día, siempre y cuando no se arme un tole tole de los que suelen pasar en estos lugares y entonces todo el mundo afuera. Recuerde que la GUM y la policía no trabajan en verano en lugares donde hay concentración de gente. Tampoco lo hacen el resto del año.

Si conseguimos un lugar en las piletas municipales de los barrios o en el club del barrio, que a todo esto están bastantes caros, no hay problemas, nos llevamos la heladeritas y el mate y nos pasamos todo el día hasta que llegue la noche, mas ahora que mágicamente el Señor Intendente ha logrado vencer a los mosquitos (¿no será que fumigó?),

Los chicos entonces corretean por allí, se meten en la pileta y nosotros nos metemos debajo de la sombrilla y tomamos mate y comemos lo que trajimos. Cada tanto los chicos se acercan para tomar la gaseosa que tenemos en la heladerita.

Mejor la pasan los que tiene fondo y pelopincho, se quedan bajo el árbol del fondo o a la sombra y no tienen que acarrear los petates, hasta pueden poner la radio sin que el que está al lado se queje.

Y así cuando el sol se va a acostar nosotros nos preparamos y vamos volviendo a casa arrastrando a toda la familia para comernos una pizza e irnos a dormir por que mañana gozaremos de las delicias del trabajo.