Hola, ¿ya llegó a su casa?... ¡No! ¿Todavía en el trabajo?... Bueno… pero por mas duro que sea o haya sido el día… es hora de sentarse en el sillón que mas le gusta… y descansar un poco…
Es hora escuchar buena música… y también de pensar un poco…
Pensar ayuda a relajarse… ¡y recordar también!…¡Déle!... sáquese los zapatos y cierre los ojos… Nosotros los ayudaremos con poesías, cuentos, aguafuerte, comentarios

lunes, 25 de enero de 2010

El tórrido verano

Marcelo Corrales

El tórrido verano continúa y ya nadie puede descansar en paz; hasta el aire acondicionado se ha convertido en un tortura. La transpiración nos recorre el cuerpo y estar lejos del aire o del ventilador obliga a que nos acerquemos a cualquier pileta, río o charco que tengamos cerca.

Ahora bien, algunos privilegiados tuvimos la suerte de pasar el domingo en alguna quinta o casa de fin de semana; a mi me tocó ir a visitar a mi hermana a Roldan y lamentablemente tuve que quedarme todo el día al fresco reparador que la sombra de los añosos árboles con el que cuenta el parque permiten. .

No le quiero mentir pero por lo menos había unos cinco y cuando no mas grados menos en Roldán que en Rosario, y la diferencia fue agrandándose a medida que entraba la noche. La diferencia entre Roldán y Rosario a las diez de la noche era aproximadamente de unos ocho grados. Grado mas o grado menos la diferencia era abismal.

La pregunta que se me plantea es obvia ¿qué hemos hecho con nuestra ciudad? ¿Cómo hemos permitido que nuestra ciudad se convierta en un horno? Por que convengamos que si existe tal diferencia entre las zonas de quintas, y los barrios de Rosario, es que algo hemos hecho mal con nuestra ciudad para que exista tal diferencia.

Y lo peor es que muchos intendentes que ahora son idolatrados colaboraron con tremendos cambios que llevaron a semejante calentamiento.

Recuerdo cuando era niño, o sea hace unas cuantas décadas, los porteños y cordobeses se reían de Rosario por que era “la chacra asfaltada” o una ciudad “chata”; ¡qué tontos fuimos haciéndoles caso!, ¡no tenemos perdón! Halagamos a los que llenaron esta ciudad de pavimento y edificios, a los que cementaron nuestra chacra asfaltada, esa chacra donde las familias se ponían en la veredas, muchas de las cuales tenían césped, a charlar bajo los árboles y guarecerse del calor y a la noche dejar pasar las horas. Ahora entre la inseguridad y el pavimento, hay que meterse adentro.

Estuvo bien que hicieran las cloacas, pero ¿no había otra forma de hacer las veredas? ¿solo se pueden construir con cemento? Está bien hacer avenidas, pero ¿era necesario tirar árboles?

¿Qué hemos hecho aceptando que levanten terribles torres de edificios? Y no solo en el centro; dejamos que hicieran paredones de edificios contra el río y dejamos construir edificios en los barrios para que unos cuantos ganen dinero a costa de de la salud del resto de la población.

Hemos permitido que pavimenten toda la ciudad cuando sabemos que hay otros métodos para que las calles estén firmen, no se inunden y no se embarren los autos. Si no me creen vayan a Fisherton y fíjense en las calles como la tierra mezclada con escoria de acero es lo mismo que las calles pavimentadas.

¿Cómo hemos dejado hacer plazas secas con dos o tres arbolitos de decoración nada más? Sesudos arquitectos dirán argumentos científicos para aprobar esos adefesios, pero usted, yo y mi abuela hemos perdidos espacios verdes y añosos árboles por culpa de ellos.

Bien debemos seguir luchando y exigiendo a la intendencia y al Consejo que no permita que se sigan haciendo semejantes edificios, que se vuelvan a las plazas con tierra, que no se tape la costa con bodoques y que se permita al vecino de esta ciudad sobrevivir con un poco mas de dignidad, dado el mal ya hecho.

Caso contrario la pasaremos verdaderamente mal

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