Hola, ¿ya llegó a su casa?... ¡No! ¿Todavía en el trabajo?... Bueno… pero por mas duro que sea o haya sido el día… es hora de sentarse en el sillón que mas le gusta… y descansar un poco…
Es hora escuchar buena música… y también de pensar un poco…
Pensar ayuda a relajarse… ¡y recordar también!…¡Déle!... sáquese los zapatos y cierre los ojos… Nosotros los ayudaremos con poesías, cuentos, aguafuerte, comentarios

lunes, 28 de septiembre de 2009

Lo hicieron de nuevo

Marcelo Corrales

No podían hacer otra cosa… otra vez… como antes… se lanzaron….

Es que Nadie lo podía perdonar… ni la patronal… ni el sindicato de la alimentación a nivel nacional…ni el gobierno… ni la oposición, que tanta enjundia pone cuando es hora de criticar cuanta iniciativa formule el gobierno…

Tampoco lo podían perdonar los pequeñoburgueses que habían sido demorados por horas en la Panamericana.

Todos estuvieron de acuerdo con los yanquis de la fábrica y sus cipayos… Primero la embajada del criminal imperio... luego el gobierno argentino que siguió a pie juntilla lo ordenado por la virreina gusana… luego por el juez que ordenó la desocupación de la fábrica… y por supuesto el sindicato de la alimentación

Finalmente se hizo campo orégano para que la policía viera sangre y, cual rottweiler cebado, se lanzara a la caza de los “comunistas”, “sediciosos”, “negros”, “homosexuales”, “lesbianas”, “judíos”, y otras “porquerías” que tomaban la fábrica de galletitas.

Por supuesto tampoco se escuchó al gran diario argentino, ni a TN, ni tampoco a radio 10… menos a Grondona y a su secretario Novaresio… quejarse, ni sentir piedad, por los cuerpos de los trabajadores que recibían palos, gases, balas de gomas y atropellos de los caballos que salvajes uniformados lanzaban.

Es que todos esos “negritos”, primero tuvieron el tupé de elegir una comisión interna distinta a la jefatura del gremio, segundo, y segundo se revelaron al orden establecido, solicitando mejoras laborales.

Y bueno… ¡es lo que merecen!… dijo la vieja, mientras se ponía la mantilla y salía para la iglesia donde escucharía un revelador sermón.

¡Hay que matarlos a todos!... Dijo el tachero que sabiamente escucha a González Oro y sus muchachos, y que… luego de concienzudos coloquios con sus pares… ha llegado a la conclusión que a este país lo salva un Castro que mate a todos los comunistas.

Pero también salieron a vociferar a favor de los vigilantes golpeadores, todo aquel que no tenía otra que hacer que mirar por televisión como mediocres jinetes cabalgaban cual Sargento García en el Zorro.

Todo terminó en un pandemonio… la fábrica se convirtió en lugar de detención… los mas lastimados fueron llevados a hospitales… los otros tuvieron que soportar horas y horas de injusta detención.

En horas, todo fue volviendo al orden establecido… la sociedad capitalista sonrió aliviada que una vez mas se puso coto al reclamo obrero…

Una vez más todas las organizaciones preparadas para sostener el sistema hicieron su parte para que los trabajadores no pudieran conseguir sus mejoras.

Pero como siempre la lucha sigue, la resistencia es parte de nuestra vida… Los trabajadores siempre tendrán que luchar y luchar para conseguir sus conquistas… nadie se las va a regalar... Así que muchachos no se hagan problemas que muchos de nosotros sabemos donde está el enemigo.

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